martes, 10 de julio de 2012

Lisboa

22/07/2011 Lisboa 

Con muchas ganas de llegar y empezar nuestras vacaciones atravesamos la península ibérica desde Logroño hasta Lisboa en un abrir y cerrar de ojos. Teníamos tantas ganas que casi se nos olvida repostar en la última gasolinera antes de cruzar la frontera, porque aunque nos parezca mentira nuestra gasolina es más barata que la portuguesa. Pasamos por Burgos, Valladolid, Salamanca y Ciudad Rodrigo como si hubiéramos estado mil veces, y antes de llegar a Lisboa hicimos lo mismo con Guarda y Castelo Branco.

Llegamos a Lisboa justo cuando el sol caminaba a descansar, en ese momento comenzaron 15 días irrepetibles, llenos de historia, playa, luz y calor. La primera grata sorpresa fue el Hotel Mundial. Si se reserva con tiempo merece mucho la pena por calidad precio, el desayuno es variado y abundante, pero lo más importantes es su situación en Lisboa, a pie del Castelo de São Jorge, se encuentra a 2 minutos de la Praça do Figueira y la Praça Pedro IV, más conocida como la de Rossio, centro diurno y nocturno de la ciudad. Otro punto a favor es que tiene una terraza-bar en la azotea impresionante.

A pesar de las 8 horas de viaje, suavizado por el Rey León y las 3 horas de siesta de Leire, tuvimos fuerzas para ponernos en situación y hacer nuestras primeras fotos. En poco tiempo recorrimos la Praça do Figueira, la Praça do Rossio,  y llegamos a la Praça do Restauradores. Cenamos algo y a dormir, que Leire no perdona.


Praça do Rossio

23/07/2011 Lisboa

Lo primero que queríamos hacer a la mañana siguiente era ir a la Oficina de Turismo situada en la Praça do Restauradores, por lo tanto hicimos el mismo recorrido que la noche anterior. Esta vez paramos un poquito más en la Praça do Rossio. Esta plaza es la zona más animada de Lisboa, en sus alrededores abundan los bares y restaurantes y es lugar de cita para lisboetas y visitantes. El edificio más importante es el Teatro Nacional Doña María, construido en 1842 y también a la izquierda del teatro se encuentra la Estación ferroviaria de Rossio, con su fachada imponente. En el centro de la Praça do Rossio se encuentra la estatua de Pedro IV de Portugal, El Rey Soldado.
Arco Triunfal da Rua Augusta
Leire se había tomado el viaje con toda la naturalidad del mundo, mientras intentábamos sacar alguna foto decente, no paraba de mojarse en las fuentes de la plaza y perseguir palomas, está claro que le va la marcha.

Ya en la oficina de Turismo se encargó de revisar todos los panfletos posibles mientras hacíamos cola. La oficina no tiene pérdida, se encuentra en el Palacio do Foz en la Praça do Restauradores siguiendo por la estación de Rossio. Siempre viene bien que te asesoren al llegar a una ciudad nueva, sobre todo para tema de transportes, precios, mapas, etc…
Praça do Comercio
Una vez situados comenzó nuestra excursión, bajamos a Rossio otra vez para coger la Rua do Carmo pasando justo por debajo del Elevador de Santa Justa o Miradouro de Sta. Justa. Adentrándonos calle abajo hacia el barrio de la Baixa encontramos una gran concentración de comercios y un lugar único para pasear. Perpendicular a la Praça do Rossio y dirección al Tajo avanzamos por la Rua Agusta hacia la Praça do Comércio. La entrada a la Praça do Comércio es majestuosa bajo el Arco Triunfal da Rua Augusta, este arco fue diseñado para celebrar la reconstrucción de la ciudad tras el gran terremoto de 1755, que situado al lado norte de la Praça do Comércio, la conecta con la Rua Augusta y la Praça do Rossio. 
Cais de Sodré

La Praça do Comércio es la plaza más importante de Lisboa y fue construida donde estuvo situado el palacio real antes de ser destruido por el terremoto. La fisionomía de la Praça do Comércio  se compone de un conjunto de edificios porticados en tres de sus lados y está abierta en el lado sur, mirando al Tajo. En el centro de la plaza está la Estatua ecuestre de José I, rey portugués que estuvo al mando durante el terremoto de Lisboa. Cerca de la plaza, en la orilla del río, está la estación fluvial Cais de Sodré, de donde parten las excursiones por el Tajo y los barcos que cruzan el río y un lugar donde la fotografía es imprescindible, es aquí donde el Tajo deja de ser rio y empieza a ser mar. Históricamente aquí llegaban los barcos mercantes y ésta era la puerta de Lisboa.
Rio Tajo
Salimos de la plaza por el noreste hacia el barrio de La Alfama. Tras pasar por la Iglesia de la Concepción y la Casa do Bicos subimos hacia la Catedral de Lisboa, comúnmente llamada Sé de Lisboa. Es la iglesia más antigua e importante de la ciudad. Su construcción data del siglo XII y su estilo predominante es el románico. Su nombre completo es Santa María Maior. Fue en la Sé donde nos dimos cuenta de lo peculiares que eran los tranvías lisboetas, en una dirección u otra y junto a la Catedral dejan estampas para el recuerdo. A escasos minutos pudimos visitar el Castillo de San Jorge o Castelo de São Jorge.
Sé de Lisboa

Se trata de uno de los monumentos más conocidos de Lisboa. Tanto de día como de noche su imagen sobresale en la cima de la colina de San Jorge, la más alta de Lisboa y donde se encuentran los barrios Castelo y Alfama. Leire ya estaba cansada, y aprovechó la primera oportunidad para dormirse en la silla mientras subíamos. Aprovechamos para descansar y comer en un típico restaurante portugués que había en la entrada del castillo. Entre varias opciones elegimos el que más gente tenía en la terraza, después de comprobar los precios, ya era hora de probar la gastronomía del país. Para empezar Bacalao a la brasa o Bacalhau á brás y croquetas varias, por supuesto de bacalao. Ya lo sabíamos, pero en Portugal existen 1000 maneras de cocinar bacalao. En cuanto Leire despertó entramos al castillo, primero fuimos al mirador cerca de la entrada, donde las vistas de La Baixa, Rossio y el Tajo son espectaculares. Avanzamos paralelo a la muralla, siempre contemplando la ciudad a un lado y nos sentamos a dar de comer a Leire. En esa misma zona hay un restaurante que tiene muy buena pinta, para los más sibaritas es el sitio ideal. Construido en el siglo V por los visigodos y reconstruido por los árabes en el siglo IX. Su período de máximo esplendor se extendió desde mediados del siglo XIII hasta principios del siglo XVI, época en la que el castillo estuvo ocupado por los reyes de Portugal. Después de dar una y mil vueltas por el castillo nos tomamos un merecido descanso en el hotel.
Iglesia de S.Domingos
Poco después volvimos a la carga. Esta vez fuimos hacia Praça do Restauradores, y muy cerquita de la oficina de turismo se encuentra uno de los 3 elevadores de Lisboa, el Elevador da Glória. En realidad son lo que nosotros conocemos como funiculares y sirven para conectar barrios y subir largas cuestas de la capital portuguesa. Los tres elevadores son: Elevador do Lavra, Elevador da Glória y Elevador da Bica. El más conocido e interesante de los tres funiculares es el Elevador da Glória
Elevador da Glória

Comunica la Plaza de los Restauradores con la calle San Pedro de Alcántara en el Barrio Alto. Ya en la parte superior pudimos disfrutar del Miradouro San Pedro Alcántara, desde donde vimos una de las mejores vistas de la ciudad con La Baixa, el Tajo y la colina del Castillo de San Jorge de fondo. Una vez en el barrio Alto aprovechamos a callejear y entrar en alguna tienda, para posteriormente atravesar el Parque do Principe bajando por una de las arterias principales del barrio, la Rua de Rosa. El Bairro Alto es uno de los barrios más atrayentes para vivir la ciudad. Típico y popular, el Bairro Alto posee inmensos rasgos de modernidad, con comercios de ropa y de diseño, y bares y más bares. El encuentro con personas, en un ambiente  multicultural, es una de las buenas razones para pasear por el barrio. Recorrerlo, descubrir todas sus calles, las callejuelas y los callejones sin salida resulta imprescindible. Podemos encontrar buenos restaurantes al lado de librerías particulares, casas de té junto a comercios de diseño y tiendas de ropa de algunos de los más afamados diseñadores portugueses.
Elevador de Santa Justa
Después del Bairro Alto, bajamos hacia la Praça Luís de Camoes, uno de los escenarios de la Revolución de los Claveles, que marca el límite de los barrios del Chiado y del Barrio Alto. En El Chiado destacan la Rua do Carmo, con las ruinas de la iglesia del mismo nombre y por supuesto el Elevador de Santa Justa. Subir al mirador de Santa Justa no es cosa fácil, no entran muchas personas a la vez y las escaleras son bastante estrechas, pero una vez arriba merece la pena el esfuerzo. Las vistas de Lisboa son espléndidas. Como culturilla general, el Elevador de Santa Justa tiene 45 metros de altura y su estructura nos recuerda a Eiffel, no en vano fue construido por Raoul Mesnier de Ponsard, seguidor del arquitecto francés. Naturalmente bajamos el elevador y en un segundo estábamos de nuevo en la Praça do Comércio, donde las luces del atardecer permiten ver las cosas de forma diferente.
Elevador de Santa Justa
Nos merecíamos una buena cena, así que pusimos rumbo a Rossio. A un lado del Teatro, en la Plaza de Rossio, se encuentra la Iglesia de S.Domingos, y avanzando un poco más te metes de lleno en una de las principales calles de restaurantes de la ciudad, la Rua das Portas de Sto. Antao. Puedes elegir cualquiera de ellos para cenar, portugués, italiano, marisquerías, etc…nosotros nos decantamos por el Ciao Milano, con comida tradicional portuguesa e italiana. Tras degustar los espaguetis y el típico bacalao fuimos a Rossio a ver anochecer y poco más tarde a la cama. El día nos había salido redondo y Leire se lo pasó genial.


24/07/2011 Lisboa  
Un nuevo día espléndido nos invitó a volver a la calle rápidamente. En la misma Praça do Figueira cogimos el tranvía 15, el segundo más importante de la ciudad detrás del 28. Es un tranvía moderno que, abarrotado de gente, nos llevaría directamente a la Praça do Comércio para seguir por la costa hasta el Barrio de Belém.


Ponte 25 do abril
Lo primero que encontramos es el Monumento a los Descubrimientos o Monumento aos Descobrimentos. Este monumento de 52 metros fue construido para conmemorar el quinientos aniversario de uno de los grandes descubridores de Portugal, el infante Henrique el Navegante, descubridor de Madeira, Las Azores y Cabo Verde. 
Monumento aos Descobrimentos

El Monumento a los Descubrimientos tiene una forma de punta de carabela sobre el que el Infante abre camino a numerosos personajes que tuvieron que ver con los grandes descubrimientos de la historia de Portugal. Nosotros no subimos, pero si lo haces a lo alto del monumento, descubrirás que a pie del monumento estamos pisando una rosa de los vientos de 50 metros de diámetro. Leire se dedicó a descubrir nuevos mundos en el mapamundi que estaba en el centro de la rosa.
A poco más de 1 km caminando por la costa está la Torre de Belém, Patrimonio Mundial por la UNESCO. La torre está situada en la desembocadura del Tajo e inicialmente sirvió para la defensa de la ciudad, posteriormente se convirtió en centro aduanero y faro. La entrada era gratuita porque era domingo, así que no teníamos excusa. 
Torre de Belém

Nada más acceder a la planta baja nos encontramos con 16 ventanas con cañones defensivos en los que Leire se lo pasó de lo lindo, arriba y abajo, arriba y abajo. También visitamos los fosos y huecos por donde tiraban a los prisioneros. La torre tiene cinco pisos comunicados por una pequeña escalera de caracol en la que hacer turno se hace un poco pesado. 
Torre de Belém

En este caso, yo subí hasta arriba mientras Ana esperó pacientemente con Leire en el piso inferior. Desde arriba se ven buenas vistas del Tajo y del Ponte 25 do abril. Una de las peculiaridades se encuentra en la fachada oeste, existe una gárgola de rinoceronte, el primero en pisar Portugal en 1513, se dice que llegó desde la India. Fuera de la torre, pisamos arena de playa por primera vez en el viaje. Una muy pequeñita, pero suficiente para refrescarse. Leire se lo pasó en grande recogiendo conchas…
La visita seguía con uno de los emblemas de la ciudad, el Monasterio de los Jerónimos. En ese momento hacía mucho calor y encima estuvimos a punto de perder el gorrito de Leire. Dadas las circunstancias, lo mejor habría sido ir en tranvía desde la Torre de Belém hasta el Monasterio. La excelencia arquitectónica era evidente, y ha sido reconocido como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. En ese momento no estábamos para muchas visitas, así que decidimos avanzar hasta la pastelería Pasteis de Belém para descansar, hacer las compras de rigor para la familia y probar los pasteles por supuesto. Tienen mucha fama y no nos defraudaron. Los pasteles nunca llegaron a destino, nos los comimos antes.
Monasterio de los Jerónimos
Ya de vuelta a la Praça do Comércio cogimos el mítico tranvía 28. Es toda una institución en Lisboa, un tranvía de madera que nos trasladó a otra época cuya campana no para de repiquetear para alertar a los peatones despistados que ocupan las empinadas calles por las que transcurre. Desde el Castillo de San Jorge hasta el Barrio Alto, su red de casi diez kilómetros permite disfrutar de los barrios más pintorescos: Graça, Mouraria, Alfama, Baixa, Chiado, Madragoa y Barrio Alto. Miles de turistas lo utilizan a diario, y no íbamos a ser menos. Curiosamente el 28 comienza en la Praça Martin Moniz, en la que se encontraba nuestro hotel. 
Tranvía 28


Nuestro recorrido subió hacia Chiado, dejamos a un lado la Basílica da Estrela y al otro la Assableia da República hasta llegar al final del trayecto, donde lo cogimos de vuelta. Otra vez hacia Chiado, por la Praça Luís de Camoes, pasando por la Baixa dejando a la derecha el Arco de Rua Augusta, y finalmente la Sé hasta parar en el mirador de Santa Luzia o Miradouro de Santa Luzia
Basílica da Estrela
Como pudimos comprobar vale la pena hacer una parada en este mirador, desde donde se pueden ver el barrio de Alfama y el Tajo , y muy cerca, en la Rua do Limoeiro  se alza la iglesia de Santa Luzia donde en una de sus paredes se puede contemplar un mosaico donde se representa la Praça do Comércio antes del terremoto. Estuvimos un buen rato dejando pasar el tiempo, sentados en un terracita típica, escuchando el son de un grupo local.
Miradouro de Santa Luzia
Tuvimos tiempo y ganas para ir hasta la Praça do Restauradores y subir por la Avenida Liberdade. Un rato a pie y otro en tranvía llegamos a la Praça Marqués de Pombal. Era domingo, y lo que entre semana es una avenida de mucho tráfico y tiendas de renombre, en ese momento era la zona más solitaria de Lisboa. Merece la pena conocer la zona, ya que es el centro moderno de Lisboa, con bancos, empresas y grandes hoteles, nada que ver con el centro histórico. Por fin llegó la hora de cenar y de nuevo fuimos a la Rua das Portas de Sto. Antao. Solo ver a Leire en su tronita ya era un placer.
25/07/2011 Estoril - Cascais - Sintra - Cabo da Roca
Para nuestro cuarto día teníamos reservada excursión a los alrededores de Lisboa. Lisboa es el centro de atención de la zona, como no puede ser de otra forma, pero Cascais, Estoril y Sintra merecen un día por lo menos.
Vista desde Trono de la Reina

Intentamos madrugar un poquito más de lo habitual, desayunamos en el hotel y pusimos rumbo a Sintra. En poco más de 30 minutos desde Lisboa llegas al singular pueblecito de Sintra. Sintra, con su imponente sierra salpicada de palacios, iglesias y fincas señoriales, se extiende hasta el océano en verdes ondas. Sintra tiene un casco histórico muy bonito en los que destaca el Palacio Nacional de Sintra que sería mucho más visitado sino llega a ser porque entre su patrimonio encontramos varias joyas portuguesas, como el Convento dos Capuchos, Palacio de Queluz, Castelo dos Mouros y sobre todo el Palacio da Pena, todos ellos a pocos minutos de Sintra. En realidad nosotros hicimos una parada técnica en el centro de Sintra para situarnos e informarnos en la Oficina de Turismo, ya que nuestro destino principal era el Palacio Nacional de la Peña o Palacio da Pena. En un día puedes conocer bien todo el patrimonio que ofrece Sintra, pero quisimos centrarnos en el Palacio da Pena, que no es poco.
Palacio da Pena
El Palacio da Pena fue una de las principales residencias de la familia real portuguesa durante el siglo XIX y a la vez constituye una de las máximas expresiones del estilo romántico del siglo XX en Portugal. Se encuentra en el Parque Nacional de Sintra-Cascais y fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1995. La Unesco tuvo que crear una categoría específica para el efecto, la de “paisaje cultural” considerando tanto la riqueza natural como el patrimonio construido en la sierra. El palacio se encuentra en uno de los picos de la sierra, y puedes llegar en coche hasta una de las entradas al recinto. En realidad no sólo se trata del palacio, entras en un recinto denominado Parque y Palacio da Pena. Se trata de una ambiente natural de rara belleza e importancia científica, es notable como proyecto paisajístico que transforma una sierra casi sin vegetación, en un paisaje que integra diversos jardines históricos. Ocupa unas 85 hectáreas que goza de especiales condiciones geológicas y climáticas. La entrada al recinto, Parque+Palacio da Pena+Castelo dos Mouros, es de 14 euros por persona. El recinto tiene un par de entradas, lo lógico es entrar por una y salir por otra para conocer todo el complejo. Hasta llegar al Palacio da Pena tienes que realizar un recorrido botánico, nosotros entramos por el Portón de los Lagos, la más alejada del Palacio, pero la que primero encuentras al llegar desde Sintra. El recorrido comienza con pequeños lagos donde viven patos y cisnes que hicieron las delicias de Leire, se trata de cinco lagos hacia donde confluyen todos los riachuelos del Parque. Durante todo el camino vas encontrando nuevos tipos de plantas y árboles, en perfecta climatización, y edificios particulares como la Fuente de los Pajaritos, de estilo islámico, el Jardín de las Camelias, la Feteira de la Reina (colección de helechos) o la Capilla Manuelilla, así hasta llegar al Palacio que resurge en las alturas sobre la abundante vegetación.
Palacio da Pena
Al ir avanzando pasas por dos arcos que hacen de puerta-defensiva. En una de ellas se aprecia el escudo de armas del Rey Fernando II de Portugal, principal impulsor de la construcción del palacio, conocido como el Rey Artista. Lo primero que te encuentras es el pórtico alegórico de la creación del mundo, donde se puede apreciar el Tritón, figura medio hombre, medio pez, y la fachada principal adornada con azulejos azules que siguen un modelo geométrico morisco similar al utilizado en la Fuente de los Pajaritos. Dentro del palacio se puede visitar el salón noble, el salón árabe, el claustro, la cocina y la terraza de la reina, lugar desde donde mejor se aprecia la arquitectura del palacio. El reloj de sol tiene un cañón que se hacía disparar al mediodía. Aprovechábamos cualquier ocasión que te ofrecía el Palacio para observar el valle en toda su expresión. Tras la visita continuamos con el recorrido por el Parque. La zona más alta del Parque es la Cruz Alta, nosotros no llegamos hasta allí, pero sí que lo hicimos hasta el Alto de Santa Catarina, el mirador preferido de la Reina Doña Amélia, donde puedes encontrar un trono tallado en la roca, el “Trono de Rainha”, comúnmente llamado Trono de la Reina. Desde el trono se aprecia el Palacio en todo su esplendor, además también se ve a la derecha la Estatua del Guerrero, estatua de bronce como representación del Rey como guardián de su obra. Avanzando hacia el Portón Principal te encuentras con la Mesa de Reina y el Templo de las Columnas. Lugares todos rodeados de diferentes especies, como en todo el Parque.
A pocos minutos andando desde el Parque da Pena, puedes entrar en el Castelo dos Mouros o Castillo de los Moros, fortificación militar del siglo IX, época de la ocupación musulmana del territorio. Debido a su posición privilegiada para vigilar la línea de costa, su función sería la de atalaya. Decidimos no entrar porque queríamos visitar Cascais y Estoril, y el día no da para más. El Castelo dos Mouros, el Convento de los Capuchos y el Parque y Palacio de Monserrate habrá que dejarlo para otra ocasión.   
Cascais
Ya en Cascais, y tras un tiempo buscando aparcamiento, anduvimos por el centro histórico de la villa hasta la Praia da Ribeira y por el paseo marítimo hasta el puerto deportivo. Parece que en su día era algo más familiar, pero hoy es un centro turístico de primera línea, con sus cosas buenas y malas. La mala es que está demasiado masificado. A pocos kilómetros siguiendo la costa en dirección opuesta a Estoril, en el mismo Cascais, está la Boca do Inferno
Boca do Inferno

La costa se hace abrupta y la fuerza del mar y la tierra chocan con fuerza en este lugar. El sitio es muy fotogénico, sobre todo con el buen tiempo que teníamos. Seguimos la costa en una ruta que nos debía llevar a Cabo da Roca. Esta parte de la costa es paralela al Océano Atlántico y el viento se hace notar, las playas tienen una belleza singular, pero es casi imposible disfrutar de ellas por el viento a no ser que vayas bien equipado con un paravientos o hagas una fortificación a base de piedras como hacen los portugueses del lugar. Con Leire es imposible estar mucho tiempo, aún así disfrutamos de una comida playera a resguardo de las rocas, aunque con el viento los bocatas se llenaban de arena, pero  ¿a quién le importa eso cuando estás de vacaciones? 
Praia do Guincho

La Praia do Guincho no es muy accesible, pero eso es parte de su encanto. Ya con el estómago lleno y ganas de volver al coche nos encaminamos a Cabo da Roca. El cabo de la Roca o Cabo da Roca es un cabo situado en el punto más occidental de la Europa continental. Era conocido por los romanos como Promontorium Magnum y durante la era de la navegación a vela como la Roca de Lisboa. El cabo es una popular atracción turística, siendo su paisaje muy fotografiada por los visitantes. 
Cabo da Roca

No tuvimos mucha suerte, según íbamos llegando la niebla tapaba el buen tiempo, es algo peculiar como puedes pasar en 500 metros de pasar un calor insoportable a tener frio. Aparcamos y fuimos hasta el monumento con Leire bajo una toalla bien protegida. Las vistas son espectaculares, igual que el viento, que no te deja disfrutar mucho del momento. No estuvimos mucho rato, y viendo que el norte estaba nublado y que en el sur hacia calorcito, decidimos que teníamos que conocer Estoril cuanto antes y pasar la tarde en la playita.
Estoril

Unidas por la costa, Estoril está a un paso de Cascais. Lo más famoso es el Casino de Estoril, mundialmente famoso, pero lo que más nos gustó fue la Praia do Tamariz y sobre todo el chiringuito pie de playa y unas piscinas naturales donde pasamos media tarde. Ideal para dejar a Leire corretear un poco y disfrutar del sol y Estoril. No tiene pérdida porque está justo a los pies del Casino. A última hora de la tarde nos fuimos a Lisboa, a dar nuestro último paseo por Rossio. Al día siguiente teníamos que recorrer Alentejo y llegar a Cabo San Vicente, así que a dormir pronto.

Praia do Tamariz

Estoril
















1 comentario:

Estela dijo...

El lugar se ve precioso.
Ojala cuando finalice el alquiler del alojamiento en Buenos Aires en el que me encuentro viviendo actualmente, espero poder hacer un viaje así.
Los precios como son para "vivir" allí? (digo comida, hospedaje y transporte?)

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