domingo, 6 de agosto de 2006

República Checa - Praga

11/08/2006 Praga

El viernes madrugamos para ir a Praga. La distancia desde Meissen a Praga es de 177 kilómetros aunque tardamos bastante en llegar porque la carretera es muy mala, además pillamos todo en obras. ¿Cómo visitar Praga en un solo día? Nosotros podemos dar la receta, eso sí, hay que armarse de ganas y estar dispuestos a patear y aún así te quedas con las ganas de disfrutar del esplendor arquitectónico y el encanto de la ciudad, aunque para mi gusto, sobraban todos los turistas que abarrotaban las calles. Tras dar alguna que otra vuelta para aparcar, encontramos un sitio en una calle muy céntrica y fuimos directos a la Ciudad Vieja (Stare Mesto), en el centro de la ciudad. Un aire medieval todavía se mantiene en esta zona de la ciudad, las fachadas de las calles todas de piedra junto a edificios barrocos, arcos e iglesias conforman una atmósfera especial. Comenzamos la visita por la plaza de la Ciudad Vieja que está rodeada por edificios llenos de historia. A las 12 en punto estábamos frente al Reloj astronómico para ver cómo daba las horas el reloj característico de Praga (Justo a la hora en punto diversos muñecos toman movimiento, una historia interesante la del reloj!). De allí nos dirigimos al Puente de Carlos, posiblemente el monumento más importante y conocido de Praga, para visitar Mala Strana dónde se encuentra el castillo y la catedral de Praga. Mala Strana es el barrio bohemio de Praga donde siempre han tenido cabida los poetas, escritores, músicos y artistas en general. Atravesamos la Calle Neruda, calle muy bulliciosa dónde es interesante observar como cada casa tiene un adorno diferente para distinguirlas ya que por aquella época no se numeraban las calles.El monumental complejo del Castillo de Praga ha sido testigo mudo de la historia de la ciudad desde hace más de 1.000 años. La catedral de San Vito, de estilo neogótico, es el edificio más antiguo del Castillo. Impresionan las vidrieras que se encuentran a los lados de la Catedral.Después de comer un perrito caliente en un puesto en la calle nos dirigimos al sur de la ciudad dónde se encuentra Nove Mesto, la Ciudad Nueva, que posee el conocido art nouveau o arquitectura modernista de la ciudad: la famosa plaza de San Wenceslao esta situada en este barrio. La plaza Wenceslao, en realidad un amplio paseo que parte del Museo Nacional, un colosal edificio neorrenacentista de finales del siglo XIX. Al final del paseo están las tiendas y cafés de moda de la ciudad.Ya de noche decidimos dar por terminada nuestra visita relámpago a Praga y regresar al coche para emprender el camino de vuelta a Meissen. Llegamos agotados y decidimos cenar en uno de los muchos restaurantes Italianos de la zona (en Meissen se palpa una gran influencia Italiana).

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