jueves, 26 de enero de 2012

Holanda

19/01/2012 Ámsterdam

Vistas hotel: St. Nicolaaskerk y Oude Kerk 
Hacía mucho tiempo que teníamos ganas de viajar a una de las capitales europeas más visitadas, Amsterdam. Seguramente enero no es la mejor época del año para visitar los Países Bajos, pero ¿qué época es mala para viajar y conocer sitios nuevos? además, viajar con Leire siempre invita al optimismo!. Nuestra mayor inquietud era el tiempo, en esa época lo normal es la lluvia y el frío, pero tuvimos suerte y sólo tuvimos al frío como acompañante, salvo algún momento puntual. En un vuelo directo desde Bilbao, aterrizamos tras 2 horas en el aeropuerto Amsterdam-Schiphol. Este aeropuerto es uno de los más grandes de Europa, debemos tener en cuenta que Amsterdam tiene un gran número de visitantes al año y está muy bien comunicada con todo el mundo. Una de las principales características de este aeropuerto es que se encuentra 3-5 metros por debajo del nivel del mar, algo nada raro en Holanda ya que gran parte del país se ha ganado al mar, pero eso es otra historia. El aeropuerto está a unos 20 minutos del centro de la ciudad en tren, y la frecuencia de trenes suele ser de unos 15 minutos. Lo ideal es sacar un billete mientras esperas las maletas en una de las máquinas electrónicas situadas para ello, porque ya en la Terminal lo más probable es tener que hacer cola. Estas máquinas no aceptan billetes, así que lo mejor es llevar suelto o pagar con tarjeta.
Schreierstoren

Centraal Station
Aunque hay otras opciones, nuestro consejo es ir en tren a la ciudad (Centraal Station), buena frecuencia de trenes, viaje económico (3,80 €) y trayecto corto, generalmente inferior a los 30 minutos. Y eso es lo que hicimos…
Centraal Station concentra todo el movimiento de transporte público de la ciudad, tren, metro, autobús y tranvía. Se trata de un edificio imponente que en realidad está construido sobre tres islas artificiales unidas y forjadas por 9.000 pilotes de madera, de estilo neogótico, se parece bastante al Rijksmuseum, situado en la otra punta de la ciudad. Desde Centraal Station sólo tienes 5 minutos andando a la plaza Dam, pero a pesar de las ganas que teníamos de recorrer Ámsterdam, lo primero es lo primero, teníamos que dejar las maletas en el hotel.
Nos decantamos por un hotel muy cercano a Centraal Station, con lo que aseguras estar a un paso de la plaza Dam y el Barrio Rojo. El Hotel Double Tree by Hilton, aunque un poco caro, es muy recomendable por ubicación y calidad, sobre todo si lo reservas con una buena oferta. Justo al lado se encuentra la Biblioteca Pública de Ámsterdam, la más grande Europa.
Fue dejar las maletas, abrigar bien a Leire y salir pitando para aprovechar la tarde y las pocas horas de luz que le quedaban al día. No teníamos un plan previsto, así que decidimos recorrer lo que nos apeteciera para tomar el pulso a la ciudad.

Lo primero que ves al adentrarte en la ciudad por el Barrio Rojo es la Torre de defensa Schreierstoren y la Iglesia St. Nicolaaskerk, justo en frente de Centraal Station.  Seguimos por una de las principales calles del Barrio Rojo, Warmoesstraat, una calle muy concurrida. Aquí empiezas a adivinar qué es lo que puedes encontrar a la vuelta de la esquina, coffee shops, locales gays y sado, con sus correspondientes banderas luciendo en el local y avisando del tipo de servicio que se puede encontrar en él, así como la famosa condomerie.com le dan a la calle un aire de los más vistoso!  

condomerie
Se nos ocurrió callejear un poco para ver qué encontrábamos, y nada más lejos de lo esperado, ¡una iglesia!, la Oude Kerk. Una de sus peculiaridades es que se encuentra rodeada de locales de “dudosa reputación”, y al ser una de las más antiguas de la ciudad tiene sus historias particulares que relataremos más adelante. Volvimos a Warmoesstraat avanzando hacia la plaza Dam. La plaza Dam es una espacio abierto en el corazón de Amsterdam, en la que se sitúan algunos de sus edificios más importantes, el Palacio Real y la iglesia Nieuwe Kerk,  que como muchas otras iglesias en la ciudad ya no se utiliza para su propósito original y si para museos u otro tipo de eventos. En la plaza también se encuentra el Monumento a la Humanidad que se levantó tras la Segunda Guerra Mundial.
Tras las fotos de rigor, seguimos por la calle Kalverstraat, una de las más comerciales de Amsterdam. Intentamos comprar galletitas a Leire, pero no tuvimos mucho éxito con las primeras, ni con las segundas….. Tras recorrer la calle cruzamos la plaza Spui y dejando a un lado la iglesia de Konigsplein, atravesamos el canal Singel. Seguimos dirección norte, camino de la casa de Anna Frank, cogimos el canal Herengracht, y en la primera calle a la izquierda (Huidenstraat) intentamos comprar más galletitas a Leire, en la Patisserie Pompadour tampoco le gustaron mucho. Está claro que hacen las galletas a su gusto, no al de Leire (lo cierto es que a nosotros tampoco nos gustaban). Pasamos por el canal Keizersgracht hasta la iglesia Westerkerk, justo al lado de la casa de Anna Frank. No lo sabíamos, pero acabábamos de pasar por las llamadas 9 calles del barrio Joordan, las más conocidas del mítico barrio.
Una vez situados en la casa de Anna Frank, decidimos seguir el canal Prinsengracht hacia el sur, dejamos atrás el Museo de tulipanes y el de casas barco hasta llegar a la plaza Leidseplein, uno de las zonas con más ambiente de Amsterdam, el Casino, Hard Rock Café, pubs y restaurantes alumbran la zona de noche.

Amstel / Theater Café
Ya de noche llegamos al Rijksmuseum, tampoco nos extendimos mucho, pero el frontal es tan imponente como Centraal Station, como decíamos antes estos edificios se parecen bastante. Continuamos el camino, pasando por  la fabrica de Heineken (no era el lugar apropiado para Leire) y el edificio del Banco de Holanda, hacia el río Amstel, que da nombre a la ciudad, para ver uno de los lugares más característicos, el puente Magere Brug, el único puente levadizo de madera que queda en la ciudad. Amsterdam seguía iluminando el camino, el Theater Carré a un lado, el edificio Amstel a otro (hoy convertido en lujoso hotel).
Decidimos que ya era suficiente para la primera tarde, así que comenzamos el camino de vuelta al hotel. Pasamos por la plaza Rembrandplein, otra zona de pubs y restaurantes, y avanzamos por una las principales arterias de la ciudad, la avenida Rokin dirección plaza Dam.
Desde la plaza Dam hasta Centraal Station apenas hay 10 minutos andando por la calle Damrak. Ya en la estación compramos un poco de pan y nos fuimos al hotel a cenar. Un poquito de jamón, biberón y a dormir. El día había dado para mucho en poco tiempo.
Joordan

20/01/2012 Ámsterdam


St. Nicolaaskerk
Como no podía ser de otra forma el viernes madrugamos, nuestra primera opción era conocer la famosa  iglesia en el ático que se encuentra en el Barrio Rojo, pero cuando llegamos estaba cerrado y sólo pudimos ver las fotos en la información de la entrada, parecía un sitio bastante peculiar. Su nombre en holandés es “Ons Lieve Heer op Solder” y se trata de uno de los pocos ejemplos de iglesias domésticas o clandestinas que se conservan prácticamente en su estado original. Leire no se separó de su tortuga rosa en ningún momento, regalo del hotel.

Como teníamos tiempo pudimos callejear hasta Central Station, donde desayunamos un café con muffins e hicimos tiempo hasta las 11. Íbamos a probar una nueva forma de conocer una ciudad. Antes de viajar nos habíamos informado sobre los free tours, pero nunca pensamos que nos iba a ir tan bien.  En el punto de encuentro, la Oficina de Turismo de Centraal Station, ya había un grupo de españoles esperando para lo mismo. Teníamos dudas porque el grupo era bastante reducido, pero un guía holandés nos llevó a la plaza Dam, verdadero punto de partida, donde fácilmente había unas 100 personas para comenzar la excursión. ¡Increíble!
Plaza Dam: Palacio Real y Nieuwe Kerk
La empresa que gestiona la excursión es Sandemans New Europe  y el funcionamiento es muy sencillo, cuando acaba la excursión ¡tú pagas lo que quieres! Es una forma de conocer Amsterdam muy recomendable. Nos dividieron a los españoles en 3 grupos de unas 15 personas y enseguida nos metimos en harina. Nuestro guía se llamaba Nolo, un simpático gallego que consiguió, pese a los momentos de lluvia, mantener a todo el grupo atento hasta el final. En la plaza Dam, antes de partir, nos hizo hacer un poco el tonto, como saltar a la vez todo el grupo gritando ¡¡¡Ámsterdam!!! ¡Un tío muy divertido! En la plaza nos informó sobre el significado del Monumento a la Humanidad que se hizo tras la Segunda Guerra Mundial (que no a los caídos tras la guerra), y una divertida anécdota sobre la presentación de José Bonaparte ante sus nuevos súbditos, allí mismo, en el balcón del Palacio Real situado en la plaza Dam. Parece que el “rey impuesto”, al intentar agradar al público, se atrevió con el holandés y dijo: “Aquí está vuestro nuevo conejo!”, y es que en holandés la palabra rey y conejo se pronuncian muy parecido, por lo visto la gente se debió mofar de lo lindo, de hecho fue conocido como el rey conejo.

Canal Voorburgwal
El recorrido comenzó atravesando la calle Warmoesstraat, con sus locales, sus banderas señalando si es un local gay o sado, sus coffee shops, y por supuesto la famosa condonería. Nos metimos de lleno en el Barrio Rojo, pasamos por la iglesia en el ático, y paramos en la Oude Kerk (Iglesia Antigua). Aquí nos contó cómo el párroco había logrado edificar la iglesia gracias a las absoluciones que él mismo firmaba. Ámsterdam era uno de los principales puertos de Europa, diariamente llegaban marineros de todo el mundo, éstos cometían sus excesos, pero para volver a hacerse a la mar debían ir libres de pecado y así no provocar la ira de Dios. Ahí entraba en juego el párroco, que por un poco de dinero, “liberaba” a los marineros. La Oude Kerk está rodeada completamente de los “negocios” que han hecho famoso al Barrio Rojo. En Holanda la prostitución está permitida, tiene convenio laboral y derechos como cualquier otro trabajo. Está legislado que sólo se trabaje 6 horas al día, así que es un negocio como otro cualquiera. No estamos acostumbrados, pero es peculiar ver todos los ventanales con mujeres ligeritas de ropa, leyendo un libro, tomando un café o esperando que alguien entre. 

Otra de las peculiaridades de Ámsterdam es que las casas ¡están mal hechas!, inclinadas hacia delante, hacia un lado, estrechas…pero como todo, tiene una explicación. En primer lugar, las casas son estrechas porque en Ámsterdam el suelo siempre ha escaseado, y por lo visto siempre ha sido caro. Esto generó el siguiente problema, si las casas son estrechas, sus escaleras también, ¿cómo subes una cama, un sofá  o un mueble al último piso? pues bien, cada casa tiene un polea en lo alto de su fachada con la que suben los muebles y así poder hacer la mudanza a través de las ventanas, y ¿porqué la inclinación? para evitar que los muebles golpeen las fachadas. 

Casas inclinadas en el Begijnhof
Atravesamos un par de canales y el museo erótico para llegar al barrio amarillo o judío. El barrio está fuera del antiguo recinto medieval, en lo que hoy es el Nieuw-markt (mercado nuevo) se encuentra la puerta de San Antonio o Waag, el edificio más singular de la zona. No pudimos pasear mucho porque en ese momento comenzó a llover de lo lindo, así que nos refugiamos para escuchar los comentarios de Nolo sobre el barrio. Durante la Segunda Guerra Mundial el barrio judío quedó vacío debido a las masivas deportaciones a los campos de concentración, además coincidió con inviernos muy fríos, por lo que los amsterdaneses comenzaron a coger todo lo que podían del barrio para calentar sus hogares. Las casas se quedaron sin ventanas y sin puertas, y la miseria se apoderó del barrio. Hobo que esperar el fin de la guerra, cuando el alcalde convocó un concurso de ideas para edificar otra vez el barrio. El concurso lo ganaron un grupo  estudiantes de Arquitectura de la Universidad de Ámsterdam a los que les dio por innovar.  El alcalde quedó maravillado, pero el resto de población no pensaba lo mismo. Aún así podemos ver en el barrio muchos edificios muy diferentes al resto de la ciudad, y lo cierto es que parecen fuera de lugar.

Nieuwe Kerk
Por la calle Damstraat llegamos a la Plaza Dam, donde hicimos una paradita para reponer fuerzas  y entrar en calor con un cafecito. Para ese momento Leire ya era la reina del grupo y llamaba a Nolo a grito limpio. Aprovechamos la parada para comprar a Leire un bonito gorro-osito para estar más calentita. La segunda parte de la excursión nos llevaba hacia el monasterio Begijnhof, monasterio de monjas francesas que se asentaron en Ámsterdam y que con el tiempo se convirtió en un lugar sólo habitado por viudas que se dedicaban a ayudar a los enfermos. Dentro del recinto pudimos ver una iglesia protestante junto a una católica separadas a menos de 2 metros una de otra. Antes de entrar al monasterio Nolo nos contó varias curiosidades de Ámsterdam. La primera tiene que ver con los escudos, en Ámsterdam no existen números en muchas casas, cada una tiene su símbolo, el herrero, el médico, etc y los escudos van en consonancia. La segunda es sobre los apellidos, hasta la ocupación por Napoleón de los Países Bajos, los holandeses no tenían apellidos como tal, se les conocían por sus profesiones o procedencia como “van der/hijo de” o “der/del”. Sin embargo, cuando tocó hacer un censo de la población a la hora de recaudar impuestos, el gobierno francés exigió a las familias holandesas que se pusieran apellidos, cosa hasta entonces inexistente. Los holandeses, pensando que esto era temporal se lo tomaron a cachondeo, y ahora es el día que se pueden ver apellidos del tipo Zondervan (sin apellido), Borst (pechugona). Nos ponemos en situación, te pregunta el funcionario francés por el nombre y apellidos y le respondes, “soy Marco Piest (Marco me hago pis)”, en aquél momento puede quedar bien para vacilarle, pero si lo heredan tus descendientes es otra cosa. La tercera curiosidad es sobre la bandera de Ámsterdam, roja, con una franja horizontal negra en la que se distinguen 3 equis blancas. Hay diferentes versiones, la que más nos gusta es la que dice que cada x representan los 3 principales males que han afectado a la ciudad y que no quieren ver ni en pintura, las inundaciones, los incendios y la peste.

Begijnhof
Escudo de Amsterdam
Dejamos el monasterio Begijnhof y la plaza Spui donde vimos el típico mercadillo y atravesamos el canal Singel, uno de los más importantes de Ámsterdam, hasta llegar al Barrio Jordaan. Callejeamos por el barrio dirección a la última parada de la excursión, la Casa de Ana Frank y la Iglesia Westerkerk. Nolo nos contó la historia de Ana Frank y nos llevó al punto final de la excursión. Entre el canal y la Weterkerk se erigió un monumento conmemorativo en recuerdo de todos los homosexuales que han sido sujetos a persecución por su condición sexual. El Homomonument presenta tres grandes triángulos equilateros de granito rosa que a su vez representan un triángulo más grande. El diseño recuerda el triángulo rosa que usaban los prisioneros homosexuales en los campos de concentración nazis.

La excursión había llegado a su fin y Nolo se llevó una gran ovación. Cada uno pagó lo que creía oportuno y siguió su ruta. Nosotros cruzamos el canal y nos metimos en un restaurante típico holandés, “The Pancake Bakery, the most famous Dutch Pancake and omelet house in Ámsterdam”. No sé cómo explicarlo, comimos una especie de torta muy grande de pan de trigo rellena con queso, jamón, tomate, setas o lo que te imagines. Nos vino bien para entrar en calor, pasar un rato jugando con Leire y reponer fuerzas. El menú de Leire era puré de Amama, para no perder la costumbre.
Mudanza en Amsterdam
Al salir vimos una mudanza típica en Ámsterdam, con su polea, sus cuerdas, la cama literalmente colgando de la fachada, etc. Muy peculiar. Volvimos al embarcadero que había cerca de la Westerkerk y la casa de Ana Frank, ya habíamos visto los horarios y llegábamos justo para el siguiente tour por los canales de Ámsterdam. En Ámsterdam existen muchas empresas que se dedican a este tipo de tours, no creo que haya mucha diferencia entre ellos, nosotros elegimos See Amsterdam Canal Tour casi por casualidad. El tour consta de 1 hora recorriendo los principales canales de Amsterdam, el nuestro se dirigió hacia el norte por los canales del Barrio Joordan hasta salir de Amsterdam, pasando por detrás de Centraal Station. Volvimos a entrar a los canales por Oosterdock, dejando atrás el Museo de la Ciencia - NEMO -, dirección al canal Amstel, donde está el teatro, el ayuntamiento, el Magere Brug (último puente de madera) y volvimos hacia el punto de partida por el canal Herengracht, situado al sur, cerca del Rembrandplein. Una vez en tierra recorrimos el Barrio Joordan, probablemente el más famoso de Amsterdam y Holanda. Esta zona de canales está serpenteado por callejuelas donde puedes encontrar tiendas a la última, modernos restaurantes o cafeterías tradicionales. El mejor lugar para ir de compras es lo la zona de las 9 calles, La mejor zona para ir de compras es lo que llaman las nueve calles, al estilo de las siete calles de Bilbao, pero en Amsterdam.


Vistas desde el canal

Leire con Ana Frank
Aprovechamos hasta el último rayo de luz antes de entrar a la casa de Ana Frank, ésta se encuentra en el mismo barrio junto a la iglesia Westerkerk. Ana Frank fue una de los varios millones de víctimas de la persecución de los judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Vivía en Alemania cuando, en 1933, llegó al poder Hitler e instauró un régimen antijudío. Los Frank, pensando en la seguridad de la familia, que es judía, deciden trasladarse a Holanda. En 1940, el ejército alemán ocupa este país y adopta unas medidas dirigidas contra los judíos. Los Frank intentan eludirlas ocultándose en este edificio de Prinsengracht junto a los van Pels. El edificio consta de dos partes, una “casa de delante” y una “casa de atrás”, en la casa de delante se encontraban las instalaciones de la empresa de Otto Frank, almacén, oficinas y un depósito en la planta de arriba. El almacén se extendía hasta la planta baja de la casa de atrás, y en las plantas superiores de ésta permanecían los “ocho escondidos”. Al cabo de algo más de dos años, alguien los delató y fueron deportados. Durante este período Ana Frank escribe un diario que posteriormente será publicado por su padre, único superviviente a la guerra. El personal administrativo ayudaba a los escondidos procurándoles víveres, libros y periódicos. Otto transfiere las empresas, pero en realidad sigue siendo el director. Durante el día no podían hacer nada de ruido porque la mayoría de personal no sabía que allí detrás estaban escondidas dos familias.

Westerkerk desde el canal
Es impresionante ver cómo se las ingeniaron para sobrevivir. Ana Frank, allí mismo, sumida en la clandestinidad, escribió su mundialmente famoso diario en la Holanda ocupada dando una lección de humanidad.  Después de la guerra, Otto Frank se empeña en luchar por los derechos humanos y el respeto, y contesta miles de cartas de personas que han leído el diario de su hija, éste se traduce a varios idiomas y es objeto de una obra de teatro y una película. En todo el mundo la gente se entera de la historia de Ana Frank y queda muy impresionada. Otto suele poner al final de sus cartas las siguientes palabras: “Espero que el libro de Ana pueda inspirarte cuando seas mayor, para que en tu entorno puedas luchar, en la medida de lo posible, por la paz y el acercamiento entre los hombres.”

Un poco conmocionados partimos hacia la plaza Dam, y disfrutando del ambiente de la ciudad llegamos hasta la plaza Rembrandt, allí decidimos volver al hotel en tranvía. Antes del ir al hotel paramos en Centraal Station, pero como queríamos las típicas patatas fritas holandesas dimos la vuelta hacia la plaza Dam. Las patatas fritas son un alimento muy común en los puestos callejeros de Ámsterdam, suelen servirse en un cono de papel acompañadas por una gran cantidad de mayonesa u otras salsas. Las más famosas son las Manneken Pis (cadena belga que hace referencia a la mítica estatua de un niño que mea en Bruselas),  las compramos, las comimos y de vuelta al hotel. Había sido un día muy largo y muy bien aprovechado.

Ahora adónde vamos?

21/01/2012 Marken - Volendam - Zaanse Schans - Ámsterdam


Nuestro último día en Ámsterdam tampoco nos iba a dejar tiempo para el descanso. El plan pasaba por hacer una excursión por la campiña holandesa y disfrutar el resto del día conociendo lugares de Ámsterdam a los que todavía no habíamos llegado. La excursión estaba programada para las 9:30 y habíamos quedado en la oficina de Tours&Tickets  situada en la calle Damrak, la que va desde la plaza Dam hasta Centraal Station. El bus estaba esperando justo frente a la Beurs van Berlage (La bolsa de Berlage), este edificio fue diseñado como sede de la Bolsa de Valores, pero hoy en día se utiliza como centro de exposiciones.
Zuecos
Una visita a Ámsterdam no es lo mismo si no se visita la zona rural del norte holandés. La excursión duraba 4 horas y media, en esta época del año es mejor hacerlo a primera hora, por lo menos te aseguras luz, haga bueno o malo. En nuestro caso el día había amanecido bastante desapacible, pero fue mejorando a lo largo del día. El itinerario nos llevó a Zaanse Schans, un pintoresco pueblo de molinos de viento, con sus típicas casas y graneros construidos en madera verde, donde visitamos una granja de queso. También conocimos las aldeas de pescadores de Volendam y Marken, donde visitamos un tradicional fabricante de zuecos.
Marken
Primera parada: Marken, típico pueblo de pescadores situado a 20 kilómetros de Ámsterdam, situado precisamente enfrente de Volendam. Antiguamente era una isla, pero ahora es una península unida al continente por un dique seco. Lo típico suele ser ir primero a Volendam y utilizar el ferry que comunica ambas ciudades, pero éste sólo funciona de marzo a septiembre, ese fue el motivo por el que paramos primero en Marken. En la isla de Marken, patrimonio nacional holandés, contemplamos parte de la forma de vida tradicional de la costa holandesa. Es el típico pueblo marinero holandés por antonomasia, con su faro, su puerto pesquero y sus casa de madera perfectamente pintadas, sin duda esto último es lo más bonito de ver. A Marken entramos por la entrada principal, el puente Beatrix-Brug, tras el cual se sitúa la tienda de un típico fabricante de zuecos, vimos como trabajan la madera y todos los productos derivados de este souvenir. Compramos unos zuecos para Leire y Pedro para estar por casa, ¡no eran de madera!

Marken
Segunda parada: Volendam. Esta localidad nació como puerto pesquero de Edam, localidad vecina, y ahora es una auténtico imán turístico por su ambiente tradicional, sus estrechas casas, sus canales, sus barcos y sus puentes levadizos. En la zona del puerto encontramos multitud de locales orientados al turismo, comida, souvenirs, etc. Nos encantó su arquitectura típica, las casas se disponen entre canales en una armonía perfecta.

Nuestra última parada, y la más deseada, era Zaanse Schans, pueblo cuyo mayor reclamo son sus impresionantes molinos de viento. Es seguramente lo más parecido a lo que hemos pensado que es un típico pueblo holandés antes de conocer Holanda. Las casas de este pequeño pueblo siguen siendo de madera, con fachadas pintadas en verde o negro. Entre ellas, pequeños puentes las conectan, lo que permite salvar los cauces y acequias que las rodean, pero el principal reclamo son sus molinos, gigantes de viento que hoy en día todavía funcionan. El auge industrial hizo que en esta zona coexistieran más de 150 molinos, hoy en día sólo quedan 12, de los cuales 6 se pueden encontrar restaurados y se alinean a lo largo del gran canal llamado Zaan, a los que accedimos tras cruzar el puente Julianabrug, desde el cual se divisan sus figuras. Cada molino tiene sus características particulares, se diferencian en la arquitectura, el color e incluso en el nombre.
Molinos de viento
Zaanse Schans
En Zaanse Schans también pudimos degustar el queso de la región, justo en el sendero que conectan los molinos hay una granja-fábrica donde nos enseñaron cómo se hace el queso y donde probamos de toda clase, ummm. ¿Sabéis que Holanda es el mayor exportador de quesos del mundo?, es increíble, siendo un país tan pequeño ha sido capaz de monopolizar el mercado mundial de quesos. Cuando escuché que fabricaban 700 millones de kilos al año y exportaban 2 tercios me quedé alucinado. De todas formas, donde estén nuestros quesos que se quite cualquier queso holandés, aunque sea alguno de sus más famosos quesos, como el Gouda o Edam, pero para gustos están los colores. Nosotros compramos unos cuantos ejemplares pequeñitos para degustar en familia a la vuelta.


Vista de Zaanse Schans
Disfrutamos admirando los molinos de cerca y de lejos, y paseando entre canales y casas hasta que nos llamaron a filas para volver a Ámsterdam. Habíamos comido nuestros típicos bocatas de jamón, pero lo primero que hicimos al llegar es volver a Manneken Pis a por unas sabrosas y calentitas patatas fritas.

Leire en Tulpendag
Tulpendag - Día del tulipán
Ya en la plaza Dam, oh sorpresa!!! Miles de tulipanes ocupaban la plaza!!!. Tuvimos la suerte de celebrar el Tulpendag, día del tulipán en Ámsterdam. Feliz coincidencia con el comienzo de la temporada de tulipanes que comprende los meses de enero a abril. Los productores llenan la plaza Dam con miles de tulipanes y los ofrecen para que todos los holandeses y visitantes recojan su propio ramo, así recuerdan que la temporada se inicia y fomentan otra de las principales fuentes de ingresos holandesa. Lo gozamos, nos metimos entre los miles de tulipanes, no dejamos de sacar fotos a Leire que se encontraba como en un cuento. Atrapada entre tulipanes de todos los colores no tenía el suficiente espacio para correr. Llegó un momento que se tuvo que sentar, demasiadas emociones en poco tiempo. Cogimos unos cuantos tulipanes de diferentes colores y  nos paremos a echar un último vistazo mientras comíamos un perrito caliente en un puesto de la plaza Dam. Meses más tarde esos tulipanes crecieron en Matute, pero eso es otra historia.

Cogimos una de las principales arterias comerciales de Amsterdam, la calle Kalverstraat, que nos llevaba directamente hasta nuestro próximo destino, el Mercado de las Flores o Bloemenmarkt. Justo al final de la calle está la torre Munttoren o Casa de las Monedas, reconocida internacionalmente, se sitúa entre Rembrandplein y el Mercado de las Flores. Bloemenmarkt son una serie de barcazas amarradas que dan lugar al Mercado de las Flores y delatan la importancia del mercado de la flora en Holanda. Lo recorrimos de un lado a otro, disfrutamos de su aroma y su colorido, y como no, compramos bulbos de tulipanes de diferentes clases para llevarnos a casa.
Rijksmuseum desde Museumplein
Nos pusimos en marcha, comenzábamos a ver el final del viaje más cerca y todavía nos quedaban lugares por visitar. Atravesamos varios canales hacia el sur hasta llegar al Rijksmuseum. La fachada es imponente, pero la mejor vista está justo detrás, en la explanada de los museos o Museumplein. Hacia cualquier punto que miras ves un edificio emblemático, el Museo Van Gogh, El Museo Municipal de Ámsterdam o Stedelijk Museum y por supuesto, el Rijksmuseum o Museo Nacional y el Concertgebouw o Palacio de la Música. Además es una zona ideal para estar con niños, espacio abierto, correr sin parar, pisar charcos, en fin, entre perseguir a Leire y sacarnos fotos pasamos un buen rato.

Concertgebouw desde Museumplein
Al poco tiempo iba a anochecer, nos apresuramos en llegar al parque preferido de los amsterdaneses, el Vondelpark. Dimos una pequeña vuelta por el parque, pero el frío y la noche hicieron que no lo disfrutáramos tanto. Ya otra vez en cemento, cogimos otra arteria comercial, esta vez era de las “caras”, la calle Pieter Cornelisz Hooftstraat. Nos sorprendió ver tanta tienda de primeras marcas en tan poco espacio, no lo teníamos en nuestra agenda, pero estuvo bien saber dónde estaban por si alguna vez volvemos con los bolsillos llenos.

Nos dirigimos hacia Leidseplein siguiendo el curso del río, dejamos el Hard Rock Café y el Casino atrás y nos metimos en una cafetería para hacer un descanso. Como despedida de Ámsterdam  fuimos a cenar a un italiano de la calle Damstraat, para lo cual tuvimos que andar un buen rato. Desde Leidseplein atravesamos calles y canales, paramos en tiendas de todo tipo y al final llegamos a la plaza Dam, centro neurálgico del viaje. Cenamos en uno de los muchos italianos de la zona y nos despedimos muy tristes de esta bonita ciudad pensando que algún día volveríamos. A la mañana siguiente se despidieron en el hotel, sobre todo de Leire, y vuelta a casa.

No hay comentarios:

This application is created by interactive maps.
You can also have your visited countries map on your site.

If you see this message, you need to upgrade your flash player.
Make your visited countries mapFlash charts