Lanzarote, la isla de los volcanes, de los campos de lava, de las casas blancas, un paisaje lunar para perderte y relajarte.
Después de 2 h 30 min de avión llegamos a nuestro destino: Lanzarote. Allí nos alojamos en el hotel Hesperia Playa Dorada ubicado en Playa Blanca.
Aparte de descansar en las piscinas del complejo y en la cala de Playa Blanca, aprovechamos para recorrer la isla con un coche que alquilamos por Internet en la agencia PlusCar.
EL NORTE DE LA ISLA
De camino pasamos por Teguise, antigua capital de la isla, que goza de muchas historias y leyendas, pero que hoy en día es un pequeño pueblecito. Lo mejor es visitarlo los domingos, ya que ponen el Mercadillo de la Villa, un mercado sobre todo de artesanía local. Hay un castillo, el de Guanapay o Santa Bárbara, antigua torre de defensa, donde se ubica el museo del emigrante.
Como ya llegaba la hora de comer continuamos hasta Órzala que es el pueblo situado más al norte de la isla, por esa zona hay unas playas bastante solitarias con difícil acceso (hay que atravesar un tramo de roca volcánica) y sus aguas están bastante agitadas, son ideales para practicar surf.
Y llegamos a Arrieta, queriamos comer en el restaurante El Amanecer pero estaba cerrado por vacaciones así que comimos en un restaurante a pie de mar con vistas al muelle de Arrieta y un atractivo horizonte marino: las pequeñas embarcaciones, las gaviotas que sobrevuelan el mar…
Después de reponer fuerzas fuimos a visitar La Cueva de los Verdes: una cueva volcánica que sirvió de refugio a los aborígenes de la isla (los Guanches). La denominación de “los verdes” tiene 2 teorías, por una parte por el misterioso color del interior de la cueva, y por otra, por una conocida familia “Los Verdes” que eran los antiguos propietarios de la zona en la que se encuentra la cueva; los historiadores parece que se inclinan más por la segunda. En el techo de las cuevas se observa lo que serían estalactitas de lavas, que se denominan estafilitos, que son como gotitas cayendo del techo. Decir que la Cueva esconde un secreto, pero que no desvelaremos porque si no rompe todo su encanto.
Y terminamos en Nazaret, es un pequeño pueblo típico, entre Teguise y Tahíche, donde hay un restaurante-pub (La Cueva Lagomar) enclavado en la antigua casa del actor Omar Sharif. El lugar está parcialmente construido dentro de la montaña.
EL SUR DE LA ISLA
Otro día visitamos la zona sur de la isla, empezando por las Montañas De Fuego. El Parque Nacional Timanfaya ofrece un peculiar paisaje volcánico, único e inconfundible, que no deja indiferente. Una vez dentro, impresiona verse rodeado de lava durante kilómetros y kilómetros. La conformación del Parque Nacional Timanfaya como lo conocemos actualmente, se explica por las erupciones ocurridas entre 1730 y 1736 que cubrieron de cenizas y material volcánico toda la isla, destruyendo campos de cultivos y pueblos. Su última erupción se registró en 1824. La entrada incluye el paseo en guagua por el parque visitando los volcanes y los mares de lava solidificada. En la guagua vas escuchando una grabación que te sirve de guía y te cuenta la historia de la erupción. Después subimos al restaurante “El Diablo” desde el que se puede observar una panorámica del parque y observar cómo se cocina en una barbacoa al calor del volcán.
De camino hicimos una parada en Las Salinas De Janubio que actualmente y tras un tiempo de inactividad, han vuelto a la producción, para a poco kilómetros llegar a Los Hervideros, conjunto de cavidades y huecos de lava creadas naturalmente por el mar. Cuando la mar está revuelta, las olas suben por las cavidades, provocando imágenes espectaculares (de ahí el nombre de Hervidero).
El final de la ruta era El Golfo, una pequeña laguna de color verdoso, separada del mar por una pequeña playa de arenas negras. También es conocida como “Charco de los Clicos”. Se puede acceder tanto a la playa, como a un mirador a cierta altura para poder contemplarlo. Primero fuimos a contemplar las vistas desde arriba, donde está el pueblo, así que dimos un pequeño rodeo al cráter que forma lo que se llama El Golfo. Es un anfiteatro abierto al océano y se formó a raíz de las erupciones de 1730. La laguna (denominada Laguna de los Ciclos) surgió debido a la inundación del cráter y su color verde se debe a las algas que habitan en su superficie. El lago está comunicado subterráneamente con el mar.
Allí en El Golfo, un pequeño pueblo marinero cuya carta de presentación son sus casas, de blanco inmaculado y sus puertas y ventanas de azul canario comimos en el restaurante que nos recomendaron: Restaurante Casa Torano y repetimos en un par de ocasiones tanto por la carta, como por el trato, como por la ubicación. La terraza está prácticamente bañada por el mar Atlántico, donde se puede contemplar las maravillosas vistas del oleaje, y de los charcos de arena negra que forman.
Otro día fuimos a pasar la mañana a las Playas Papagayo, dónde hay que llegar en coche por un camino de tierra. Allí se pueden visitar tres playas de aguas turquesas y arena dorada, la playa más concurrida es la primera, la de Punta Mujeres.
Como ya llegaba la hora de comer continuamos hasta Órzala que es el pueblo situado más al norte de la isla, por esa zona hay unas playas bastante solitarias con difícil acceso (hay que atravesar un tramo de roca volcánica) y sus aguas están bastante agitadas, son ideales para practicar surf.
Después de reponer fuerzas fuimos a visitar La Cueva de los Verdes: una cueva volcánica que sirvió de refugio a los aborígenes de la isla (los Guanches). La denominación de “los verdes” tiene 2 teorías, por una parte por el misterioso color del interior de la cueva, y por otra, por una conocida familia “Los Verdes” que eran los antiguos propietarios de la zona en la que se encuentra la cueva; los historiadores parece que se inclinan más por la segunda. En el techo de las cuevas se observa lo que serían estalactitas de lavas, que se denominan estafilitos, que son como gotitas cayendo del techo. Decir que la Cueva esconde un secreto, pero que no desvelaremos porque si no rompe todo su encanto.
Y terminamos en Nazaret, es un pequeño pueblo típico, entre Teguise y Tahíche, donde hay un restaurante-pub (La Cueva Lagomar) enclavado en la antigua casa del actor Omar Sharif. El lugar está parcialmente construido dentro de la montaña.
EL SUR DE LA ISLA
Otro día visitamos la zona sur de la isla, empezando por las Montañas De Fuego. El Parque Nacional Timanfaya ofrece un peculiar paisaje volcánico, único e inconfundible, que no deja indiferente. Una vez dentro, impresiona verse rodeado de lava durante kilómetros y kilómetros. La conformación del Parque Nacional Timanfaya como lo conocemos actualmente, se explica por las erupciones ocurridas entre 1730 y 1736 que cubrieron de cenizas y material volcánico toda la isla, destruyendo campos de cultivos y pueblos. Su última erupción se registró en 1824. La entrada incluye el paseo en guagua por el parque visitando los volcanes y los mares de lava solidificada. En la guagua vas escuchando una grabación que te sirve de guía y te cuenta la historia de la erupción. Después subimos al restaurante “El Diablo” desde el que se puede observar una panorámica del parque y observar cómo se cocina en una barbacoa al calor del volcán.
De camino hicimos una parada en Las Salinas De Janubio que actualmente y tras un tiempo de inactividad, han vuelto a la producción, para a poco kilómetros llegar a Los Hervideros, conjunto de cavidades y huecos de lava creadas naturalmente por el mar. Cuando la mar está revuelta, las olas suben por las cavidades, provocando imágenes espectaculares (de ahí el nombre de Hervidero).
Allí en El Golfo, un pequeño pueblo marinero cuya carta de presentación son sus casas, de blanco inmaculado y sus puertas y ventanas de azul canario comimos en el restaurante que nos recomendaron: Restaurante Casa Torano y repetimos en un par de ocasiones tanto por la carta, como por el trato, como por la ubicación. La terraza está prácticamente bañada por el mar Atlántico, donde se puede contemplar las maravillosas vistas del oleaje, y de los charcos de arena negra que forman.
Otro día fuimos a pasar la mañana a las Playas Papagayo, dónde hay que llegar en coche por un camino de tierra. Allí se pueden visitar tres playas de aguas turquesas y arena dorada, la playa más concurrida es la primera, la de Punta Mujeres.
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