martes, 16 de diciembre de 2008

Egipto

Egipto, un país lleno de sorpresas, grandes descubrimientos, enigmas y construcciones monumentales con coincidencias matemáticas y astronómicas. Un país lleno de misterios y exotismo, tanto en sus costumbres como en su gastronomía, en sus olores y en su luz.

08/12/2008 Madrid – Luxor

El lunes partimos rumbo a Luxor desde Madrid. Llegamos a Luxor a las 11 de la noche y allí nos estaba esperando un representante de la agencia para hacernos los trámites del visado, trámites que podíamos haber hecho cada uno de nosotros por menos dinero, pero cómo iríamos descubriendo durante la semana que pasamos en Egipto, ¡¡todo tiene un precio!!
Después de un corto trayecto en autobús, llegamos a la Motonave ‘Nile Festival’, a bordo de la cual surcaríamos las aguas del Nilo durante cuatro noches. Al llegar a la motonave nuestro guía 'habibi' (es la traducción en árabe de cariño y es cómo se dirigía a nosotros Yossef, así que se quedó con el nombre de 'habibi' desde el primer día) hizo el reparto de las habitaciones y nos dieron a probar el carcadé, bebida típica de color rojizo que a simple vista parece una copa de vino.
Allí, a la 1.30 de la madrugada, nos dio el primer susto del viaje: a la mañana siguiente teníamos que levantarnos a las 4.30, así que ‘cada oveja con su pareja’ fuimos a la habitación e intentamos dormir, cosa que no resultó fácil con el ruido de los motores de la motonave.


09/12/2008 Luxor

A las 4.30 de la mañana una voz al otro lado del teléfono nos avisaba que era la hora de levantarnos. En el desayuno nos asignaron la mesa en la que tendríamos que desayunar-comer-cenar durante los cuatro días del crucero. En ella estábamos cuatro parejas y nosotros no hacíamos más que preguntarnos: ¿Cómo será esto de viajar en grupo? Egipto es nuestro primer destino en viaje organizado!!.
Y a las 5.30, según el horario previsto, partimos a visitar Luxor. Entre los muchos nombres que ha recibido a lo largo de su historia, destaca el de Tebas. Luxor se reparte entre las dos orillas del Nilo, la orilla oriental y la occidental. El lado este concentra los maravillosos templos de Luxor y Karnak. Por el contrario, el lado oeste ofrece los templos de Ramsés II, Ramsés III, la reina Hatshepsut y, cómo
no, los Valles de los Reyes y de las Reinas.
Comenzamos la visita en el Valle de los Reyes, necrópolis de la antigua Tebas. No todas las tumbas son visitables puesto que se van cerrando de forma rotativa para realizar tareas de conservación y restauración. En el momento de nuestra visita las más destacables fueron las de Ramsés IV, Tutmosis III y Tausert ya que para entrar a la tumba de Tut Ankh Amon es necesario pagar y habibi nos dijo que no merecía la pena ya que todo el contenido de su tumba se encuentra actualmente en el museo egipcio.
La siguiente parada fue en el templo funerario de Ramsés III, conocido como Madinet Habu. era el primer templo que visitábamos y comenzamos a hacernos una idea de lo enriquecedor que iba a ser el viaje.
Cerca del templo están los famosos Colosos de Memnón, dos enormes estatuas solitarias junto a la carretera que representan a Amenhotep III. Cuenta la leyenda que una estatua cantaba al amanecer, la explicación es que el cambio de temperatura, al comienzo del día, provocaba la evaporación del agua, que al salir por las fisuras del coloso producía el peculiar sonido. Los colosos son los únicos testigos y guardianes de lo que debió ser un recinto mayor incluso que Karnak.
Por fin llegamos a Karnak, una superposición de templos fantásticos, donde los sucesivos faraones quisieron dejar su impronta, mostrar su grandeza por encima de sus antecesores, con los dioses como aliados. ¡Qué maravilla adentrase en el recinto a través de la avenida de los carneros y vagabundear por la gran sala hipóstila! ¡Qué pequeño se siente uno, perdido en ese laberinto de pilones, templos, capillas, columnas, obeliscos!
Karnak está a unos 2 kms. al norte del
de Luxor y antiguamente ambos estaban unidos por una gran avenida flanqueada por millares de esfinges con cara de carnero. Actualmente sólo se conserva una parte. El templo de Luxor está al lado mismo del Nilo y en el centro de la ciudad. Desde fuera ya se descubre como un lugar monumental. Dos enormes colosos de Ramsés II y un obelisco de granito nos dan la bienvenida al templo, el obelisco que falta en este templo no nos puede dar la bienvenida porque está en la plaza de la Concordia en Paris.

En la zona nordeste del primer patio se construyó siglos atrás una pequeña mezquita, que presta sus servicios en la actualidad, perpetuándose el carácter religioso del lugar. En el templo de Luxor, las mujeres del grupo sentimos el acoso de un grupo de crios egipcios que nos siguieron por todo el recinto haciéndonos fotos con sus móviles. Coincidió que en las fechas que fuimos, el pueblo estaba de fiesta así que había mucha gente local por la calle.
Regresamos agotados al barco y después de comer descansamos en el camarote y subimos a ver el atardecer en la cubierta del barco. Allí nos informaron que teníamos que esperar a que el barco cruzara la esclusa de Esna; los barcos cogen su turno para cruzar la esclusa según el orden de llegada, nuestro barco fue el último en cruzar la esclusa, más o menos a la una de la mañana. Así que pasamos la tarde ‘atrapados en el barco’, lo cual no nos impidió ir de compras ;-). Al despertarnos de la siesta oímos voces que decían ‘señora, señora’, abrí la ventana y de repente tenía dentro de la habitación, una toalla y dos chillabas, es alucinante ver la habilidad de los egipcios para mover sus barcazas de madera con remos y para mantenerse en equilibrio de pie mientras encestan sus productos dentro de los camarotes. Así que realizamos alguna compra a domicilio. Durante la noche la motonave navegó hacia Edfú.

10/12/2008 Edfú – Kom Ombo

El miércoles el despertador sonó a las 8.00 de la mañana y a las 10 tomamos tierra y fuimos a visitar el templo de Edfú, dedicado al dios Horus. Es precioso y está muy bien conservado. En este templo observamos como los coptos, cuando se refugiaban en los antiguos templos egipcios huyendo de sus perseguidores, se dedicaron a picar todas las imágenes que ellos consideraban paganas. Tanto trabajo para crear, tanto trabajo para destruir.
De camino al autobús, sobrevivimos al acoso de los vendedores del mercado que nos hicieron sentir muy incómodos: te agarran del brazo, te dan sus tarjetas, te montan el número si nos vas a su comercio, cuando llegas te ponen pañuelos para que a la salida les compres a ellos, en fin, un sinfín de tácticas que por una parte son comprensibles, puesto que Edfú es un lugar de paso y es normal que utilicen sus tácticas para vender, pero por otra parte es agotador!!!
Llegamos al barco y cómo era temprano subimos a la cubierta del barco y nos sentamos en el jacuzzi con los pies a remojo charlando con la gente del grupo. Después comimos y por la tarde tomamos un té en la terraza del barco. Empezamos a descubrir que es agradable viajar con gente, o por lo menos con la gente con la que estábamos, siempre hay cosas que compartir y sobre todo muchas cosas que aprender de los demás! Allí tomamos la decisión de hacer un motín contra las excursiones programadas y hacer todo por nuestra cuenta. Todos juntos de aventura, esa era la idea que teníamos antes de empezar el viaje.
Navegamos rumbo a Kom Ombo, fue prácticamente el único día del viaje por el Nilo en que navegamos de día y pudimos disfrutar del paisaje. Lo cierto es que con sus palmeras, los cultivos, las pequeñas playas, las mujeres lavando la ropa en las orillas, las pequeñas casas, los niños bañándose o remando, el Nilo ofrece estampas idílicas, únicas. Es un auténtico lujo sentarse en la terraza, y dejar pasar el tiempo, mirando a una orilla y a otra, para tratar de retenerlo todo en la memoria.
Ya de noche, a las 5.30 de la tarde paramos en Kom Ombo, dedicado al Dios Sobek (con cabeza de cocodrilo). La iluminación de noche del templo le da un aire misterioso. Habibi nos enseñó uno de los calendarios del antiguo Egipto que se han conservado y una pared donde están dibujados en relieves diversos instrumentos médicos que se siguen utilizando en la actualidad. La verdad es que es sorprendente los conocimientos que este pueblo tenía hace tantos años.
Después de la cena con menú egipcio, tocaba la fiesta de la chilaba. Así que allí estábamos todos, ataviados con nuestras chilabas y complementos varios: unos bailando al ritmo de la danza del vientre, otros haciendo momias con papel higiénico, otros jugando a las cucharas, otros bebiendo cervezas y otros simplemente disfrutando del ambiente.

11/12/2008 Abu Simbel

La primera visita por la mañana fue la presa nueva de Aswan, toda una obra de ingeniería! Y después visitamos el Obelisco Inacabado en la cantera de granito. Gracias a este descubrimiento se ha podido averiguar cómo hacían los antiguos egipcios para cortar la piedra con precisión y para construir los obeliscos de una sola pieza. Hacían unas incisiones en el granito. Rellenaban los agujeros con madera y los inundaban de agua. La madera iba absorbiendo el agua e hinchándose y ellos la iban reponiendo hasta que al final la roca cedía con un corte limpio. El obelisco inacabado, recibe este nombre porque descubrieron una fisura en el granito y se abandonó tal cual ya que los obeliscos debían ser de una sola pieza.
Después de la visita al Obelisco Inacabado fuimos a una fábrica de perfumes (intersante aunque prescindible) y al poco tiempo al embarcadero para pasear en faluca por las aguas del Nilo. Coreados con panderetas y al ritmo del ‘Ale Alere’, rodeamos la isla Elefantina y cómo no podía ser de otra manera, improvisaron un tenderete en la faluca para vendernos todo tipo de artilugios. El viento se alió con el nubio de ojos azules porque hasta que no se acabó el regateo, la faluca no se movió para regresar al barco. Hubo un momento de tensión porque se nos estaba haciendo demasiado tarde y teníamos que coger el autobús para Abu Simbel, pero al final, llegamos a todo, a las compras y a Abu Simbel.
Atravesamos el desierto del Sahara (con espejismos incluidos) y a las 4 de la tarde llegamos a nuestro destino: Abu Simbel.
Bordeamos la pequeña montaña y apareció ante nosotros el lago Nasser, con su inmensa belleza y esa fachada que tantas veces habíamos visto en imágenes… nos quedamos con la boca abierta… Sólo por ese momento, está plenamente justificado el viaje a Egipto.
El conjunto, con el lago Nasser de fondo, está formado por dos templos: el templo de Ramsés II, en cuya fachada destacan las 4 colosales estatuas de Ramsés II y el templo de Hathor, más conocido como el templo de Nefertari, esposa favorita de Ramsés II, con 6 estatuas representando a Nefertari como la diosa Hathor.
Y lo más alucinante es que parece que siempre hayan estado aquí!!! Y no es así porque con la construcción de la presa de Aswan, con la que se pretendía aprovechar el agua que se perdía en las crecidas del Nilo, todo el caudal que quedó detrás de la presa formó el lago Nasser, inundando las tierras bajo sus aguas. Los templos que se encontraban en su camino también habrían quedado ocultos bajo las aguas pero, gracias a la colaboración internacional, los más importantes fueron trasladados. Tuvieron que cortar la piedra, desmontar los templos a piezas y trasladar pieza a pieza para luego volverlos a montar en una "montaña artificial" donde están ubicados desde entonces.
¿Cómo pudieron hacer todo aquello hace más de tres mil años? Y si el exterior de los dos templos ya es
impresionante… una vez en el interior... ufff!!! todas las paredes están esculpidas con relieves que en su día serían a color, y que todavía hoy puede apreciarse en algunas zonas. Los templos se han conservado perfectamente ya que durante siglos estuvieron sepultados bajo la arena del desierto.
Si de día es impresionante, de noche, con el espectáculo de luces y sonidos, Abu Simbel se convierte en un lugar mágico, lleno de misterios, dónde sientes que miles de años de historia te contemplan. Es un momento para vivir y sentir, difícil de describir. Después vuelta al autobús, tres horas de carretera y a dormir!

12/12/2008 Poblado Nubio – Aswan

La primera parada de la mañana fue la oficina de turismo de Aswan, dónde fuimos todo el grupo para ver cómo podíamos organizar el día. Después de la visita a la oficina de turismo, ya teníamos claro que íbamos a hacer: visitar los poblados nubios y el mercado de Aswan.
Llegamos al embarcadero y después de regatear durante un rato precios para toda la mañana, llegamos a un acuerdo y el capitán nos llevó a la isla para visitar el poblado nubio. Antes de ir todos teníamos claro dos cosas: nada de coger camellos, que es una turistada, ni nada de tatuajes de henna, que es una pérdida de tiempo. Pues bien, antes de llegar al poblado nubio ya habíamos negociado seis camellos para dar un paseo de media hora por de desierto. Y ¿qué es lo que hicimos nada más llegar al poblado nubio? Un tatuaje de henna cada una de las mujeres y algún que otro hombre ;-).
Si bien parece que el poblado nubio está preparado para las visitas de turistas, lo cierto es que nosotros no vimos ni un turista a la redonda, estábamos sólos en el poblado. Un crío (Igor dice que se llamaba Yamal), a cambio de unos bolis y de unos euros por unos marcadores de páginas, nos llevó a una casa típica nubia donde nos pintaron los tatuajes de henna, nos mostraron las habitaciones y demás dependencias de una casa habitada y nos ofrecieron sus artesanías.
Creo que casi todos volvimos hechizados por el poblado, con sus estrechas callejuelas sin asfaltar, las casas pintadas de vivos colores… y ¡qué decir de los niños!. Poseen unos ojos y unas sonrisas dignas de postal.
Y después de la visita al poblado nubio, allá que fuimos, a monta a nuestros camellos! Nosotros montamos a lomos de ‘Oscar’ y la experiencia resultó ser estupenda. Subimos una colina dónde se divisaba, de fondo Aswan, a la derecha un poblado nubio y a la izquierda y de frente, simplemente desierto, kilómetros y kilómetros de desierto.
Después de la experiencia de los camellos fuimos al embarcadero y allí estaba nuestro capitán, esperando nuestro regreso. Nos llevó a la Isla Elefantina, dónde visitamos el templo de Satis y el nilómetro (se utilizaba antiguamente para medir el caudal del Nilo). También visitamos otro poblado nubio, que nos dio la sensación de ser muy muy pobre: la calle estaba poblada de cabras y de montones de basura.
Nuestro capitán nos había pedido que no nos entretuviéramos mucho ya que a la una le tocaba rezar, no sabemos si era una excusa o realidad, pero tratamos de llegar a tiempo para que al buen hombre le diera tiempo de hacer su rezo. Nos devolvió al embarcadero y volvimos al barco a comer.
Después d
e comer decidimos ir al mercado de Aswan.. ¡Qué gozada de mercado! Nada de agobios, sin apenas turistas y con mucho colorido gracias a los puestos de especies.
Nos teníamos que ir a El Cairo así que nos quedamos con las ganas de visitar el templo de Philae, siempre es bueno dejar algo para tener que volver ;-)))
A última hora de la tarde cogimos un vuelo rumbo al Cairo. Con nuestras risas amenizamos a todos los que estaban a nuestro alrededor la larga espera del aeropuerto.
La llegada a El Cairo fue caótica. Mejor no hacer mención al tour que nos hicieron antes de llegar al hotel Le Meridien Pyramids por el centro de El Cairo y por los hoteles de las pirámides. Todavía tengo grabada la cara del de jersey de rayas y seguro que él también la mía ;-). El hotel no nos decpcionó en absoluto.

13/12/2008 El Cairo – Pirámides

Y después de dormir menos de cuatro horas tocaba la gran visita ¡¡las pirámides!! Hace casi 5.000 años, tres generaciones sucesivas levantaron, en menos de 100 años, las tres monumentales pirámides: Keops, Kefren y Mikerinos, en la meseta de Giza. Las pirámides son uno de esos lugares que nunca te dejan indiferente, por muchas veces que las hayas visto por televisión o por mucho que te las hayas imaginado. Resulta difícil comprender semejante obra y más si tenemos en cuenta que sólo eran tumbas para los faraones. La primera pirámide que se levantó en Giza fue la de Keops, la mayor, y la más reciente es la más pequeña, Mikerinos. Este hecho quizás indique un declive del poder o un cambio de prioridades, ya que después los enterramientos de los faraones se trasladaron a las tumbas del Valle de los Reyes para evitar saqueos.
Nosotros entramos al interior de la pirámide de Kefren y es espectacular, no por su contenido, sino por el hecho de sentir toneladas y toneladas de piedras encima de ti y saber que llevan ahí tantos años esperándote. La visita por el interior de la pirámide consiste en recorrer, agachados, un empinado y estrecho corredor hasta llegar a la cámara del faraón. Una sala que, en la actualidad, sólo contiene un sarcófago, en el cual Paco simuló ser el faraón y consiguió el aplauso de todos los presentes.
Después fuim
os a una pequeña meseta dónde hay una estupenda vista panorámica de las tres pirámides. Y por fin le tocó el turno a la Esfinge, dónde no paramos de disparar fotos, no te cansas de admirar la belleza del conjunto, con la cara de la esfinge y las pirámides de fondo.
Y después de visitar una fábrica de papiros y unas cuantas compras previa negociación, llegó el momento de despedirnos de habibi y comenzó nuestra aventura por El Cairo.
Empezamos negociando tres taxis para que nos llevaran a visitar las pirámides que están más alejadas. Después de duras negociaciones llegamos a un acuerdo con tres taxistas y allá que fuimos, rumbo a las pirámides. ¿Qué decir de la conducción Egipcia? Pues que estamos vivos de milagro, sobre todo los del segundo taxi eh! Que tuvieron un par de frenazos con olor a rueda quemada incluida.
La primara parada fue Dashur, que se encuentra a 64 km. de El Cairo, y donde destacan la pirámide romboidal, que es la primera pirámide propiamente dicha y la pirámide roja. Allí la mitad del grupo entró a la pirámide roja, la otra mitad ya habíamos tenido suficiente con la de Kefren. La p
irámide es mucho más tranquila que el resto ya que estábamos completamente solos en medio de la nada.
Volvimos al taxi y proseguimos en dirección a Saqqara. Saqqara se convirtió en la necrópolis real de Menfis, capital del Imperio Antiguo, antes de que lo fuera Giza. Lo más espectacular es la pirámide escalonada de Zoser, muy bonita y en un entorno desértico que transmite paz. Merece la pena rodear la pirámide ya que en la parte trasera está escondido el busto del faraón. Los guardias, por un euro, se encargan de mostrar el punto exacto dónde hay que asomar la cabeza.
Y cuando ya estábamos cansados de ver pirámides, fuimos a Khan El Khalili, directos a hacer las compras ‘al Jordi’. Jan al Jalili o Khan el Khalili es un enorme y exótico zoco atiborrado de tiendas de artesanía, souvenirs, especias, telas... y todo lo que uno pueda imaginarse, abierto hasta bien entrada la madrugada. Es un lugar muy divertido si se toma con buena filosofía y pocas prisas. Tiendas, tiendas y más tiendas. No se acaban nunca, y sobretodo mucha muchísima vida en la calle. Es un lugar fantástico para perderse entre sus calles.
Se nos agotaba el tiempo así que regresamos con nuestros taxistas y después de pactar un precio para el día siguiente, nos dejaron en el hotel. Y a dormir! aunque antes nos tomamos el primer kebab egipcio.....

14/12/2008 El Cairo

Comenzamos el día con la visita al Museo Egipcio, por unos 15 euros, contratamos a un guía de habla hispana para que nos explicara lo más reseñable del museo, ya que puedes estar varios días visitándolo!. Entre sus principales tesoros está la estatua de Kefren, el escribano, la sala de Momias Reales y cómo no, las salas de Tutankhamon.
Continuamos la visita en el barrio copto, dónde residen los antiguos cristianos egipcios. También visitamos la iglesia de San Jorge (Ortodoxa), una sinagoga, y la Iglesia Colgante, que se llama así porque está levantada encima de unos muros romanos.
Después llegamos a la Ciudadela, dónde se encuentra la Mezquita de Mohamed Ali, la más espectacular y cuidada de toda la ciudad, también llamada la mezquita de alabastro. Fue edificada a mediados del s.XIX y sorprende por sus dimensiones, sus revestimientos de alabastro y sus largas alfombras.
Lo más destacable de la Ciudadela es, sin duda, las vistas que ofrece de El Cairo, sobre todo al atardecer que el sol tiñe de rojo el cielo de la ciudad y las pirámides se pueden divisar en el horizonte. Una estampa que junto con la llamada al rezo de los musulmanes, y la iluminación de la mezquita de alabastro de fondo, es espectacular.

Y para concluir la jornada fuimos a Khan el Khalili, esta vez, para perdernos por sus calles, callejeando y disfrutando del ambiente.
A las 8 fuimos al Pizza Hut a ver el espectáculo de luz y sonido de las pirámides, visita que me resultó totalmente prescindible, sobre todo después de haber visto Abu Simbel!.
Y para concluir nuestra estancia en El Cairo fuimos a cenar a un restaurante ‘tipical egipcio’ y a fumar en una cachimba.
Y fin de nuestro viaje en Egipto, porque una vez más, prefiero quedarme con lo bueno y no recordar el último día que casi nos dejan en tierra y no pudimos despedirnos de las niñas… En fin… ¡¡¡Viva la organización!!
Paco-Asun, Jorge-Maria, Lucho-Susana, Chema-Susana, Arantxa-Yolanda-Mar muchas gracias a todos por compartir este maravilloso viaje, ha sido un placer vivir esta aventura Egipcia con vosotros.














Ana Corral Bobadilla

1 comentario:

Anónimo dijo...

Nosotros partimos mañana hacia Egipto, un grupo de 4 personas. He leído algunos de tus consejos que considero serán de gran importancia. De hecho voy a imprimirmelo todo, y en el viaje iré repasando el temario :)

Estupenda aportación, un saludo desde MAllorca

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