¿Con niños a Cuba? ¿Estáis locos?
¿No hay otro destino más tranquilo y más seguro?
Cuba es uno de esos lugares que te remueven por dentro y no te deja indiferente. Un país decadente que te hace pensar en lo que podría haber sido y no fue, en lo que es y no será. Un país que habla de su pasado revolucionario con voz queda.
Es un lugar que te atrae, con su
energía, con su luz, con su ritmo constante, con el colorido de sus casas y de
los coches antiguos, con la hospitalidad de su gente.
Es un país lleno de
contradicciones en el que es inevitable sentir frustración, incomprensión y
rabia al ver las largas filas para comprar alimentos básicos o gasolina (porque
no hay), al ver su cartilla de racionamiento, al conocer que su gente va a
tener una casa, comida, estudios… pero no va a poder llegar muy lejos (en casi
ninguno de los sentidos), al ver las casas a medio derruir o a medio construir
(según el punto de vista), al conocer sus ínfimos sueldos para trabajos
cualificados…
Imposible entender, imposible
sacar conclusiones de su sistema y de sus contradicciones sociales y políticas.
Pero posible admirar la enorme belleza paradisiaca de esa isla, con sus playas
caribeñas de arena fina y aguas cristalinas, con sus ciudades llenas de
historia y su arquitectura colonial, con sus valles y sus plantaciones de
tabaco… con la música que emana en cualquier rincón con las guitarras, güiros y
claves…
Un país que te deja huella… que
te llevas en el corazón… un país a los que, sin duda, algún día, te gustaría
regresar…
No hay comentarios:
Publicar un comentario